NO ES PAÍS PARA POBRES
En el puente
de la Constitución estuve en Milán, la capital de la Lombardía, la Italia
Norte, “la Italia que trabaja” según dicen ellos; de fuerte influencia
austriaca, de hecho la región también se denomina sub Tirol.
La llegada
se verifica a la ciudad de Bérgamo que esta situada a unos 40 Km de Milán.
Luego me detendré en esta magnifica ciudad que está teniendo un resurgimiento a
raíz de que compañías aéreas como Ryanair, hayan elegido como destino de sus
vuelos. Este aeropuerto es una
alternativa "low-cost" a los aeropuertos internacionales de Milán:
Malpensa y Linate
Hay quien
piensa que Milán es una ciudad pobre en monumentos, comparada con otras
ciudades italianas como Roma o Florencia, y es cierto, la comparación, si le
ceñimos a esos parámetros, no se sostiene; Pero que decir de la belleza sin
igual del Duomo –la Catedral de Milán- esa soberbia arquitectura que tanto por
dentro con sus fulgurantes vidrieras;
como por fuera, donde vista desde la plaza, nos provoca el vértigo de sus
agujas que huyen hasta el cielo, objetivo y logro de la arquitectura gótica. La
aristocrática galería Vittorio Emanuelle III –como el Pasaje de Lodares de
Albacete-. El cementerio de Milán, verdadero museo al aire libre, es otra
visita que no conviene perderse. La suntuosidad de las obras escultóricas que
lo pueblan es todo un alarde de la riqueza y cariño hacía aquellos que se
fueron; representando más bien la generosidad y el amor de los vivos; que la
riqueza de los muertos. Y desde luego en
Milán a la vista de la riqueza de las estelas, tumbas y panteones; no es barato
morir –vivir tampoco-. La tercera visita imprescindible: el fresco de la Ultima
Cena que pintó Leonardo Da Vinci en el Convento Dominico de Santa María Delle
Grazie por encargo de Ludovico El Moro. No es un fresco al uso, como los de la
Capilla Sixtina de Miguel Ángel; es un mural ejecutado al temple
y óleo sobre dos capas de preparación de yeso extendidas sobre enlucido. Mide
460 cm. de alto por 880 cm. de ancho. Si
bien la pintura al fresco exige ejecutar la obra con mayor celeridad mientras
ésta todavía no ha secado; la técnica de Leonardo ejecutada para La Última Cena,
permite más sosiego en su desarrollo. El fresco en cuestión, ha sido puesto de
moda recientemente por la obra de Dan Brown “El Código Da Vinci” best seller
que ha vendido más de ochenta millones de ejemplares, y que habla de supuesto
matrimonio de Santa María Magdalena con Jesús; sus descendientes habrían
llegado a Francia, fundando la dinastía merovingia. Mismo argumento que utiliza
mi querido Peter Berling en “Sangre de Reyes”. Sobre este último indicar que
pese a reprobar -por mi parte- los juegos de azar; participé, activamente, en
un concurso sobre conocimientos de la obra –“Sangre de Reyes”- cuyo premio era
visitar con este orondo y cubierto -con sombrero- autor, los castillos cátaros
del Sur de Francia ¡Lastima, no me tocó!. Bueno a lo que iba, que me pierdo en
digresiones: quien quiera visitar “La Última Cena” de Leonardo, que saque las
entradas con tiempo desde España: las visitas para conservar el fresco son muy estrictas:
máximo 15 personas y 15 minutos de duración. Si la pagina Web de la Ultima Cena
no lo permite; sacad un combinado de entradas de La última cena con la Capilla
Bramante –no vale la pena en mí opinión esta última- pero así conseguiremos
entrada para lo que queremos. Reseñar por último, el divertimento que provoca
en un restaurante cercano al Convento de Santa María delle Grazie, el enjambre
de turistas que sin tener sacada la entrada previamente pretenden, ver el
fresco.
El personaje de la visita a Milán:
Franco Lorenzi. Actualmente e inspirado en mi reciente afición por el afeitado
clásico (brocha, jabón sólido o crema y navaja barbera). Buceé por Internet
para observar algún establecimiento que fuera digno visita. Lo encontré: Giovanni Lorenzi En el número 9
de Vía Monte Napoleone . He de significar que posee un museo privado que enseña
gratuitamente, previa cita. A la llegada
nos encontramos con un pizpireto octogenario con una poblada barba blanca partida
por la mitad que me recordó al emperador Maximiliano. Franco en un mezcla de
italiano, inglés y algunas palabras de español, nos explicó todas la piezas de
su museo que van desde lascas –supuestamente para afeitar la barba- de la época
lacustre de los palafitos, hasta las últimas maquinillas de seguridad alemanas.
Las alusiones a su “Papá” son constantes: “Franco –le decía- carece de mérito
el trabajar o triunfar sobre algo que de por sí es valioso y reconocido; es muy
notable el que algo que es “bajo o sucio” –se refiere al afeitado, depilación,
corte del cabello etc.- hacer de ello, algo bello, sublime. Y que duda que
Franco y su establecimiento lo consiguen. Ha escrito un libro sobre artículos
de afeitado, al que alude sin ningún pretensión de venta por su parte. Se lo
compramos, que menos ante tanta amabilidad, y te escribe una dedicatoria muy
bonita, que no te permite leer mientras estás a su presencia, con un sensato razonamiento:
¡léalo cuando esté en España, Disfrutemos ahora de nuestra mutua compañía! Que
ejemplo ante tanto SMS, WhatsApp y demás que hacen que no estemos, plenamente,
ni con los que tenemos en nuestra presencia; ni los que están en ausencia. Hubo
otro detalle que me llamó la atención: su indumentaria: chaqueta con dos
botones de plata simétricamente situados en la parte superior, camisa blanca
cerrada con un colgante metálico a estilo del Oeste americano, y la camisa con
dibujos de flores o pájaros, no recuerdo bien. Al preguntarle por tan genuina y
bonita vestimenta, nos dio una lección sobre la historia de Europa: nos dijo
que su padre, su querido D. Giovanni, había nacido Austriaco, dado que la parte
Norte de Italia desde el fin de las guerras napoleónicas en 1815 hasta el final
de la primera guerra mundial había pertenecido a Austria, pasando a
continuación a Italia. De hecho en determinadas poblaciones del Norte, se habla
más alemán que italiano. Y los nostálgicos de aquel tiempo, llevan durante un
mes al año, concretamente diciembre, el traje tirolés como recuerdo de aquel
pasado que añoran. Hasta ahora, mi
sentimiento sobre la unidad italiana, estaba ligado a las operas de Verdi, con esa Aida, los coros de esclavos del
Nabucco, que se cantaban como auténticos himnos en pro de la reunificación
italiana y constituía un valor absoluto; pero he ahí, que no a todo el mundo le
gustó y quieta, pacíficamente, sin meterse con nadie, todos los meses de
diciembre recuerdan su raíces germanas, con orgullo, y que mayor orgullo que
vestirte con los atributos de lo que amas.
Concluyo para mis amigos del afeitado clásico: Milán más allá de comprar
algún jabón o crema es mucho más caro que España, amen de que el IVA está de
tipo general al 22%. Una navaja Böker Silver Steel cachas de carey de 6/8 de
pulgada que en España se puede adquirir por
165€; allí cuesta 240€. Repito no es país para pobres; pero vale la
pena perderse por sus calles y exclusivas tiendas de moda.
Bérgamo: es un ciudad con dos partes
diferenciadas: La ciudad alta y la ciudad baja. La alta que está sobre un
promontorio y a la que es muy recomendable acceder utilizando un teleférico, es
una ciudad medieval con numerosos baluartes y calles empedradas. Una visita
para la que reservaría el ultimo día, dado que el aeropuerto está muy cerca.
Por último, siempre he pensado que
Italia nos llevaba años por delante a España en legislación. Me hizo está
reflexión un destacado político socialista acerca de la posible imputación de
Felipe González por el caso de los GAL. Me dijo que eso en España no podría
suceder; que si fuera Italia tal vez sí por su superior desarrollo democrático.
Y tuvo razón. En otro orden de cosas y como experiencia personal: Roma 1991,
tomamos “due capuchini” en un bar de la ciudad, pago y me dirijo a la puerta de
salida sin recoger el ticket. Me llama a voces el camarero y me dice: que lo
coja, que si hay un inspector de finanzas en la puerta: lo crujen. La sorpresa
que quería contar es que me he encontrado que los perros pueden entrar a los
restaurantes y demás establecimientos con el único requisito de que el animal
esté bien educado y el dueño del establecimiento lo permita ¡Cuando nos queda
por aprender en España, acerca del trato con nuestros “mejores amigos”¡ Pasar
del prohibicionismo tercer mundista que ahora practicamos a una cultura de la
libertad y el respeto ¡Pues a luchar por que cambien la Ley en España!